Sueño futurista (año 2120)

- Mamá, ¿me compras esa libreta?

El niño señaló a una plataforma antigravitatoria, donde flotaban varias docenas de libretas.
No eran libretas como nosotros las conocemos: los árboles hacía ya mucho tiempo que se habían extinguido, incapaces de soportar la tala, la radiación y la contaminación. Por tanto, el papel también hacía tiempo que se había dejado de utilizar.
Esas libretas estaban hechas con pantallas táctiles, sustituyendo a las páginas de papel inexistente.
Era una vieja tecnología, estaba ya pasada de moda.

En el Universo, Erzurum y Narah observan de lejos a la Tierra, una bola de sedimentos con unas manchas de aguas contaminadas que tenían un color gris-violáceo.

- La Tierra ya no es lo que era. Harán que desaparezca.
- ¿La Tierra? ¿Desaparecer la Tierra? No, eso no pasará tan pronto. Lo que están haciendo no es consumir a la Tierra, se están consumiendo a sí mismos. No saben cuidar lo que les mantiene en vida.
- Y... ¡¡¿y los árboles?!! -exclamó horrorizada Narah-.
- ¡Oh! Los árboles... -dijo desganado Erzurum- También se los cargaron hace tiempo. No les preocupa la vida. Y la mayoría de los animales, también los mataron.
-¿Por qué?
- Decían que molestaban -dijo secamente Erzurum-.
- ¡¡Maltitos humanos!! -gritó Narah, desesperada- No... no es posible.
-¡¡Ja, ja, ja!! ¿De veras crees que no? -rió amargamente Erzurum- a los humanos, si les das poder, se vuelven malévolos y con ganas de controlar más cosas.
- ¡Oh! ¡Fíjate Erzurum! ¿Qué es eso?
- Nuevas tecnologías destructoras: bombas atómicas de 500.000 megatones. Ya ves, no se quieren ni siquiera entre ellos. El dinero y las ansias de poder los mueven.
- ¡Hemos de hacer algo!
- No, Narah, no. No es nuestro mundo, no tenemos nada que hacer.
- Pero si les dijésemos que pararan y que escucharan...
- Te creerían un holograma. Lo tergiversarían todo y creerían que ha sido el país de al lado. Lanzarían más bombas, más mata-vidas...
- Pero...
- No insistas, Narah. No hay nada que hacer.
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Ése fué mi sueño. Me gustaría que recapacitarais sobre él como lo he hecho yo.