29 junio 2007

La mano derecha y la izquierda

Aunque la gente se aturda
Diré, sin citar la fecha
Lo que la mano iquierda
Le dijo un dia a la zurda.

Y por si alguno creyó
Que no hay izquierdas con labia,
Diré también lo que, sabia,
La zurda le contestó.

Es pues el caso, que un dia,
Viéndose la mano diestra
En todo lista y maestra,
A la izquerda reprendía.

"-Veo, exclamó con ahinco,
Que nunca vales dos bledos,
Pues teniendo cinco dedos,
Siempre eres torpe el los cinco.

Nunca puedo conseguir
Verte coser ni bordar
¡Tú una aguja manejar!
Lo mismito que escribir.

Eres lerda, y no me gruñas,
Pues no puedes, auque quieras,
Ni manejar tijeras
Para cortarme las uñas.

Yo en tanto las corto a ti
Y tu en ello te complaces,
Pues todo lo que no haces
Carga siempre sobre mí.

¿Dirásme, por Belcebú,
En qué demonios consista
El que, siendo tan lista,
Seas torpe siempre tú?"

"-Mi aptitud, dijo la izquierda,
Siempre a la tuya ha igualado;
Pero a ti te han educado,
Y a mí me han criado lerda.

¿De qué me sirve tener
Aptitud para mi oficio
Si no tengo el ejercicio
Que la hace desenvolver?"

La izquierda tuvo razón,
Porque, lectores, no es un cuento:
¿De qué os servirá el talento,
Si os falta educación?

Miguel A. Príncipe


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